Sexo, identidad de género y orientación sexual

Pongamos los puntos sobre las íes. Una cosa es nacer hombre, ser mujer o sentirse atraído por personas del mismo sexo. En este post haremos un breve repaso acerca de estos términos que, si bien están relacionados, no son equivalentes. Y es que una persona puede nacer con un cuerpo femenino, identificarse con el colectivo masculino y sentirse atraído sexualmente por las mujeres. Y esta situación es solo una de las muchas que nos podemos encontrar.

Antes de continuar, merece la pena expresar la importancia que tienen en este asunto conceptos como la diversidad y la tolerancia. En este sentido, desde Tocabananas defendemos la idea de que cada uno de los numerosos colectivos que existen relacionados con la sexualidad deben contemplarse con el mismo respeto, ya que todos son igual de válidos.

Un día al año tiene lugar la fiesta del Orgullo Gay (28 de junio). Una auténtica celebración de la tolerancia y la diversidad en la que todos los colectivos relacionados con la sexualidad apuestan por la visibilidad para defender la igualdad de derechos que debería existir para todos ellos. Todavía queda mucho por hacer en esa lucha, y una manera de avanzar es a través de la difusión del conocimiento. Este es nuestro granito de arena…

¿Qué es el sexo?

La respuesta a esta cuestión es otra pregunta: ¿con qué genitales has nacido? Cuando hablamos del sexo de una persona nos referimos a su condición biológica. Esto significa, entre otras cosas, que nuestro sexo no determina ni la identidad de género, ni la orientación sexual.

Básicamente, las personas nacemos hombre, mujer o intersexual. En el caso de la intersexualidad, las personas nacen con una combinación de genitales y órganos reproductivos que se salen de la clasificación binaria, hombre – mujer.

¿Con qué género me identifico?

Esta es la pregunta que corresponde a la identidad de género. Al hablar de identidad de género dejamos atrás las cuestiones médicas relacionadas con la anatomía humana y nos adentramos en el mundo de los sentimientos. La identidad de género es el sentimiento de pertenencia al género masculino o femenino (ser/sentirse hombre o mujer). Suele fijarse en los primeros años de la infancia y afecta al modo en que sentimos y expresamos emocionalmente nuestro género.

Para que quede más claro… Una persona de sexo masculino (físicamente es un hombre) puede sentirse (identidad de género), como un hombre o como una mujer. Y, obviamente, lo mismo ocurre en el caso de una persona que nace con un cuerpo de mujer. Esta puede ser que se sienta hombre o mujer.

¿Quién me atrae sexualmente?

El tercer concepto que nos gustaría enfrentar a los dos anteriores es la orientación sexual. En este caso, seguimos en un terreno de la mente. Es decir, más allá de lo que nuestra anatomía dice, nuestra mente puede manifestarse hacia un lado u otro.

La orientación sexual es la que determina si nos sentimos atraídos emocional y/o sexualmente hacia un hombre o una mujer, o hacia los dos. En este sentido, básicamente, podemos hablar de personas heterosexuales, cuando se sienten atraídas por personas de diferente sexo al suyo; homosexuales, en el caso de que prefieran establecer vínculos sentimentales con personas del mismo sexo; y bisexuales, que constituyen el colectivo de aquellas personas que se sienten atraídas tanto por hombres como por mujeres.

Ahora bien, la orientación sexual incluye muchas otras tendencias. Entre ellas, te mostramos las más conocidas:

  • Pansexualidad. Atracción sexual hacia algunas personas, independientemente de su sexo biológico o identidad de género. La diferencia entre la pansexualidad y la bisexualidad es que en el segundo caso la atracción sexual se sigue experimentando a través de las categorías de género, mientras que en la pansexualidad no ocurre esto.
  • Demisexualidad. La demisexualidad se describe como la aparición de atracción sexual solo en algunos casos en los que previamente se ha establecido un fuerte vínculo emocional o íntimo.
  • Lithsexualidad. Las personas con este tipo de orientación sexual experimentan atracción hacia otras personas, pero no sienten la necesidad de ser correspondidas.
  • Autosexualidad. En la autosexualidad, la atracción se experimenta hacia uno mismo, sin que esto tenga que ser sinónimo de narcisismo. Puede entenderse como una forma de alimentar afecto o amor propio.
  • Antrosexualidad. Este concepto sirve para que puedan identificarse con él las personas que experimentan su sexualidad sin saber en qué categoría identificarse y/o sin sentir la necesidad de clasificarse en ninguna de ellas.
  • Polisexualidad. En este tipo de orientación sexual se siente atracción hacia varios grupos de personas con identidades de género concretas. Según el criterio utilizado para clasificar, puede entenderse que la polisexualidad se solapa con otras orientaciones sexuales como por ejemplo la pansexualidad.
  • Asexualidad. La asexualidad sirve para poner nombre a la falta de atracción sexual. Muchas veces se considera que no forma parte de la diversidad de orientaciones sexuales, al ser su negación.

El abanico de tendencias u orientaciones sexuales parece que se abre cada vez más. Sin embargo, lo realmente importante no es cuántas clases de orientación sexual existen o cómo se definen, si no que todas ellas son válidas y merecedoras del mismo respeto.

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