¿Qué le pasa a tu cerebro cuando te enamoras?

¡Un tsunami de hormonas! Dopamina, adrenalina, noradrenalina… Cuando nos enamoramos, nuestro cerebro comienza a liberar hormonas sin control. ¿Has sentido alguna vez “mariposas en el estómago”? Bien, pues sentimos decirte que lo que en realidad te pasa es que tu cuerpo está segregando adrenalina como si no hubiera un mañana.

En ese post, “destripamos” los entresijos del amor en la pareja, más concretamente, de la fase de enamoramiento. Veremos cómo ese estado de “atontamiento” que experimentamos al principio de una relación amorosa responde más a los efectos de un poderoso cóctel de hormonas, que a la herida de las flechas de cupido.

No son mariposas, es adrenalina

Adrenalina, serotonina, dopamina, oxitocina, testosterona y vasopresina son las hormonas que entran en juego cuando te llega el amor. Es lo que afirman infinidad de estudios científicos que se han llevado a cabo con la intención de averiguar qué es lo que le ocurre a nuestro cerebro cuando nos enamoramos.

Los expertos aseguran que la hormona conocida como dopamina es la verdadera protagonista en el juego amoroso y la máxima responsable de que nos sintamos atrapados en la vorágine del enamoramiento. Y es que la liberación de dopamina genera un aumento de la excitación y la motivación. Lo que va íntimamente relacionado con la atracción física y química.

A la dopamina, le acompañan otras sustancias como la adrenalina. Esta es la que causa esas conocidas “mariposas en el estómago”, o, dicho de otro modo, los nervios que tenemos cuando vamos a ver a la persona que nos gusta. Como diría un científico, se incrementa la frecuencia cardíaca, se contraen los vasos sanguíneos y se dilatan las vías aéreas.

¿Qué ocurre después del enamoramiento?

Afortunadamente, esas mariposas en el estómago o los niveles de adrenalina y noradrenalina en nuestro cuerpo se van relajando con el paso del tiempo. Y es que, pasadas unas semanas, por fin podemos ver a nuestra pareja con cierta tranquilidad, sin necesidad de pasar los nervios propios de los primeros días. En esta época más tranquila, la adrenalina y la noradrenalina, dejan paso a la oxitocina y la vasopresina, hormonas encargadas de proporcionar seguridad, estabilidad y confortabilidad a la relación.

El amor es como una droga

Esta comparación entre el sentimiento del amor y el consumo de estupefacientes, lejos de ser una exageración, realmente se acerca mucho a la realidad. Y es que, tal y como demuestran numerosos trabajos de laboratorio, el efecto de la cocaína en el cerebro es muy similar al que se produce cuando estamos enamorados. Veamos lo que reveló uno de estos estudios.

En 1998, la investigadora Helen Fisher inició una investigación con un grupo de 32 personas que declaraban estar enamoradas a las que se les hizo una resonancia magnética para ver qué conexiones se producían en el cerebro. En quienes estaban enamorados hallaron actividad en la zona tegmental ventral del cerebro, que produce dopamina, y en el núcleo caudado. Ambas zonas forman parte del sistema básico de recompensa, que se asocia con la motivación por conseguir unos objetivos. El área de la zona tegmental ventral en la que encontraron actividad es la misma que se activa cuando la persona experimenta el llamado subidón de la cocaína. Esto indica que el amor romántico no es una emoción, sino que es un impulso, una necesidad fisiológica del ser humano.

Diferencias entre el cerebro de los hombres y el de las mujeres

Resulta realmente interesante otra de las conclusiones a las que llega Fisher y su equipo en la misma investigación y que tiene que ver con los mecanismos que se activan en el enamoramiento de los hombres y en el de las mujeres. Según la experta, algunos de los mecanismos que se activan en el enamoramiento son iguales en hombres y mujeres, como el núcleo caudado y el área tegmental ventral. Sin embargo, existen diferencias: en hombres, se detecta más actividad en una parte del lóbulo superior, que se asocia con la integración de los estímulos visuales, mientras que en las mujeres las áreas que entran en juego están relacionadas con la memoria y los recuerdos.

¿Se puede estar enamorado de dos personas a la vez?

Como diría aquel, “me alegro de que me haga esta pregunta”… Si la respuesta fuera afirmativa, explicaría muchas de las relaciones sentimentales que se viven fuera del matrimonio o de cualquier pareja estable. Es más, podría ser la “excusa” perfecta que justificaría dicho comportamiento. Ahora bien, la ciencia, en este caso, no cree que eso sea factible. Lo que sí confirma es que es posible sentir un profundo apego por alguien con quien uno lleva mucho tiempo y a la vez estar locamente enamorado de otra persona.

Cuando alguien asegura que está perdidamente enamorado de dos personas a la vez, suele ocurrir que, en uno de los dos casos, o en ambos, se trata más bien de una obsesión o fijación por esa persona, algo que puede parecerse a la fase de enamoramiento de una relación amorosa, pero que adolece de otros aspectos ciertamente patológicos.

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