¿Qué es el Efecto Coolidge y cómo influye en las relaciones?

La sola idea de tener relaciones sexuales con una pareja diferente a la habitual nos dispara la libido. Y es que la novedad siempre ha sido y será un eficaz afrodisíaco. Es lo que se conoce como efecto Coolidge. La idea es que tanto hombres como mujeres se sienten atraídos sexualmente por personas que no son su pareja habitual y que por tanto, están envueltas por un halo de novedad que les hace irresistibles. Esto hace que el efecto Coolidge esté directamente relacionado con las infidelidades.

En este post hemos tratado de explicar un comportamiento que siempre ha existido pero al que no se le puso nombre hasta 1955, cuando el etólogo Frank A. Beach etiquetó este deseo irrefrenable por mantener relaciones sexuales con alguien que nos resulte novedoso.

¿Por qué se llama efecto Coolidge?

Veamos por qué se le denomina efecto Coolidge y no se le bautizó como efecto “mejor nuevo que lo de siempre”, por ejemplo. El origen de su elegante etiqueta se remonta a los años 20 del siglo pasado. El que fuera entonces presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, y su esposa Grace se encontraban de visita en una granja experimental cuando la señora Coolidge se percató de la presencia de un gallo que parecía aparearse con mucha frecuencia. Sorprendida, preguntó al encargado cuántas veces al día solía hacerlo, a lo que el trabajador le respondió: “Docenas de veces al día”. Sorprendida por la respuesta, ella le pidió que se lo dijera al presidente cuando lo viera. Más tarde, el hombre cumplió su promesa y le contó al político la regularidad con la que el gallo tenía relaciones sexuales. Entonces, Coolidge le preguntó: “¿Siempre con la misma gallina?”. “No, no”, contestó el granjero. “Con gallinas diferentes”. A lo que el presidente apostilló: “Dígale eso a la señora Coolidge”.

Partiendo de esta divertida anécdota, años más tarde, en 1955, el etólogo, Frank A. Beach, se apropió del apellido del presidente para darle nombre a este comportamiento.

Aunque los primeros estudios realizados para investigar este comportamiento se llevaron a cabo en roedores, está más que comprobado que esta tendencia es perfectamente aplicable entre los humanos.

Uno de los efectos que refrendan el triunfo de la novedad en la conquista sexual es el hecho de cómo afecta al período refractario de los hombres (tiempo que debe pasar después de eyacular para que puedan volver a excitarse). Se ha comprobado que este tiempo es mucho más corto ante una nueva pareja, en comparación con una compañera habitual. Además, la producción de semen parece ser mayor ante la excitación de un coito novedoso, en comparación con el que se realiza con la pareja cotidiana.

¿Qué relación tiene con las infidelidades?

Una de las conexiones inmediatas del efecto Coolidge es la que se establece con las infidelidades. De hecho, se afirma que este efecto es una de las causas por las que muchas personas tienden a cometer infidelidades. Sin embargo, esta vinculación está plagada de matices, siendo la más importante, el papel del enamoramiento. Y es que, cuando nos enamoramos, suben los niveles de dopamina durante las primeras semanas, disminuyendo con el tiempo, provocando aburrimiento e indiferencia, lo que acaba minando cualquier relación sentimental a no ser que se “tomen medidas” para reavivar la llama del amor.

Por tanto, la mejor arma contra el efecto Coolidge y la fuerza de la novedad, es sorprender a la pareja habitual con detalles especiales, una noche romántica o un viaje inesperado.

De este modo se consigue obtener picos de dopamina que pueden ayudar a evitar el hastío típico que sienten algunas parejas después de varios años juntos. Dentro de la propia pareja también se puede innovar en el sexo. Una buena manera de hacerlo es empleando juguetes sexuales para parejas, juegos eróticos, disfraces…, o por qué no, sorprender con una sesión de BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sadismo, Masoquismo).

El efecto Coolidge se aplica a hombres y a mujeres

Aunque tradicionalmente la atracción sexual por la novedad se relaciona con el hombre que se siente atraído por una mujer fuera de la pareja, generalmente, más joven que esta. Lo cierto es que este comportamiento afecta de igual modo a ambos sexos. De hecho, tanto ellos como ellas pueden llegar a ser infieles tan solo por la tentación de la novedad. Eso sí, algunos expertos apuntan una diferencia en cuanto a la selección de la pareja “objeto del deseo”. Las mujeres tienden a ser más selectivas, aunque depende mucho del momento de su vida en el que se encuentren.

El caso es que parece indiscutible que la novedad es una pieza clave en el asunto de las infidelidades. Por esta razón, también se podría decir, que el efecto Coolidge, sin ser determinante, sí es uno de los desencadenantes que promueven las relaciones sexuales fuera de la pareja habitual.

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