Cómo relajar el suelo pélvico

Es cierto que esta zona guarda una gran relación con las actividades sexuales, pero va mucho más allá de ello. En el presente artículo de Tocabananas, te daremos valiosa información para que sepas cómo relajar el suelo pélvico.

¿Sabías que los músculos del suelo pélvico pueden causarte disfunciones y dolores cuando se encuentran tensos? Este estado se conoce como hipertónico (que equivale a demasiada tensión), y provoca molestias lumbares, de cadera y pélvicas.

Todos los dolores se producen como resultado de una disfunción muscular, dificultándose la relajación y la contracción de la zona pélvica.

Y el hecho de que se ocasione una hipertonía, tiene que ver con un aumento de las fibras contraídas en el músculo, y esto causa rigidez y dificulta su correcto funcionamiento.

Cuáles son los síntomas de un suelo pélvico con hipertonía

Te darás cuenta si lo estás padeciendo, en caso de sentir lo siguiente:

  • Dolor experimentado durante las relaciones sexuales
  • Dolor cuando te realizan una exploración ginecológica
  • Aumento de la frecuencia urinaria (urgencias)
  • Dificultad para orinar
  • Discontinuidad de la micción (flujo que para y luego continúa) o una micción dolorosa
  • Vaciado de la vejiga incompleto
  • Estreñimiento y dolor al momento de defecar y después de hacerlo
  • Dolor en la zona lumbar y pélvica (también en las caderas, el área genital o el recto)
  • Aparición de síntomas de infección urinaria (con cultivo negativo)

Ejercicios de Kegel en relación al suelo pélvico

Pensar en los músculos del suelo pélvico te llevará probablemente a los ejercicios de Kegel. Pero debes tener el conocimiento de que no son adecuados para todas las personas.

En caso de tener una hipertonía, no tienes que realizar esos ejercicios porque podrían llegar a empeorarla. Por el contrario, puedes realizar otra serie de estiramientos y respiraciones y los mencionados Kegel, pero inversos.

La manera de realizar estos ejercicios es “dejando caer” los músculos del suelo pélvico, intentando conseguir la misma sensación de alivio que cuando te sientas en el baño y te dejas llevar por una micción o defecación.

Es importante que no realices ningún tipo de fuerza: sólo debes soltar la musculatura y “dejar ir” mientras te relajas. Primero te recomendamos hacerlos de pie, y luego probarlos estando sentada. Puede serte útil la utilización de un espejo, para que veas exactamente cuál es la diferencia entre la contracción y la relajación.

En los siguientes párrafos, vamos a explicarte otros ejercicios que te ayudarán a relajar los músculos pélvicos.

Respiraciones diafragmáticas

Tienes que hacer respiraciones diafragmáticas profundas, procurando sentir como tu abdomen se hincha y se deshincha lentamente mientras respiras.

Intenta visualizar cómo esos músculos pélvicos se estiran y se relajan cada vez que realizas una inspiración.

Puedes hacer estas respiraciones estando tumbada, sentada o abrazando una pelota mientras lo haces. Hazlas por un lapso de 10 a 15 minutos.

Malasana

Puede definirse como una sentadilla de tipo profunda. Tienes que abrir las caderas y la ingle, intentando contrarrestar la tensión que puede surgir al estar sentada por un tiempo prolongado.

En un primer momento, puedes usar accesorios como apoyo, para poder realizar la postura de una forma en que no te duela (te recomendamos usar unos libros o un block de yoga). A medida que avance el tiempo, vas a poder ir bajando poco a poco el uso de complementos hasta eliminarlos.

Haz valer también los codos, para empujar las rodillas a los lados, ya que así lograrás abrir bastante más los aductores.

Estiramiento mariposa

Este ejercicio consiste en sentarte en el suelo teniendo las plantas de los pies juntas, e intentando relajar las piernas, dejando caer las rodillas en dirección hacia el suelo.

Es perfecto para estirar, no sólo los músculos aductores, sino también el suelo pélvico. En caso de que sientas alguna rigidez en la espalda o te resulte dificultoso abrir las piernas, tienen la posibilidad de sentarte sobre una pila de libros, ya que eso te ayudará a mantener la postura de una forma más cómoda.

La clave es mantener esta pose durante 30 segundos, y después podrás mover las piernas hacia arriba y hacia abajo, aprovechando la postura para flexibilizar un poco más todos los músculos.

La mariposa tumbada

Para esta postura, debes tumbarte boca arriba, juntar las plantas de los pies y dejar caer las piernas a los lados. Tienes que impedir que la columna lumbar se arquee más allá de la curvatura normal de tu cuerpo, y también evitar que las costillas se levanten hacia el techo.

A través de este ejercicio, sentirás como el músculo se va relajando, y las piernas irán bajando poco a poco cada vez más.

Intenta mantener esta postura durante 30 segundos, aprovechando para combinarla con respiraciones diafragmáticas.

Por último, recuerda que, en cualquiera de estos ejercicios, es clave que sientas tensión, pero nunca un dolor muy fuerte… ¡que no provoque efectos indeseados!

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